Mucho se esperaba de los toros de Adolfo, con poco salimos de la Plaza de las Ventas, toros de cansada embestida fue la tónica general. Salvo el primero de Juan Bautista, al que diluyó el diestro francés en la muleta y el primero de Iván Fandiño al
que le hizo un faenón y que no supo matar bien, quizás por esas ansias
que muestra de querer y poder con lo que le echen. Por lo demás los
toros de Adolfo sólo sirvieron para darles un puñado de pases sueltos.
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